viernes, 12 de octubre de 2012
Cuando el aire comprimido se decide a dar el
salto y estallar
los brazos en el aire, las lágrimas en los ojos
y ese Eterno baile en la boca del estómago
suelen ser más importantes
que el golpe monumental.
1 comentario:
Javier López-Gomis
16 de octubre de 2012, 18:54
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