lunes, 9 de diciembre de 2013

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Me desplazo.

Lentamente me desplazo por el suelo como una espada envuelta en llamas, poseyéndome de arriba a abajo, pasando por cada uno de mis vértices. Me desplazo hasta tu encuentro y al llegar allí comienzo a arrastrarme, me arrastro por el suelo como si miles de piedras me brotasen de la boca para ir a enloquecerte, para encontrarse con tu agua. A tu vientre me dirijo y lentamente me deslizo hasta tu espalda y tu espalda que se vuelve curva y se vuelve piel, y mis manos que se vuelven rectas y se me van a clavarse en tu carne, se me van como volando y se te enredan y me enrollan entre tus piernas.

Parar y mirar al techo, parar y sentirnos bien. Y empezar comiéndonos la locura del primer día y el miedo borrárnoslo de la piel, jugar con nuestras manos a inventar el mundo y decontruirlo entre tus piernas, con mi boca. Entre mis dientes, con tu sed. Y tentar a la suerte diciéndonos te quiero, haciéndonos sudar.

Y en esto que me alzas la cara y te como la boca, nos sudan los ojos de ganas de vernos, nos sudan los dedos de tanto llamarnos. Extiéndeme el cosmos y te regalo una estrella, todo lo que tenías que aprender ya está en tu cabeza.

jueves, 25 de julio de 2013

Entrañas. Extrañas?

Lo tópico de alcanzar el límite. Vives como si murieras todo el rato,
nada rompe la capa superior de tu batalla contra el mundo. Y te cansas,
te curas compulsivamente sin darte cuenta siquiera de que llevas las cicatrices
cosidas a la piel.
Que las cicatrices son bonitas! Que eso salió de tu boca,
que te pesa más la certeza de portar un lastre que el lastre en sí mismo.

Tus brazos están llenos de truenos cuando se estampan contra la carne que los espera,
pero se niegan cien veces a escupir palabras bonitas. Te agarras
con uñas y esperas,
pacientemente, a que todo chorree y puedas marcharte roja y pura. Siempre pura,
giras y el mundo te sigue los pasos.

(La libertad que aún no me ha sido contaminada)

Recoge los trozos que se te cayeron al correr, estámpate contra mi costado y
escucha la corriente de mi sangre, todas
las costillas punzantes. Llegará el extremo en forma de reproche y tú
ya estarás lejos porque el universo no es tan grande
y yo te tengo tantas ganas...


De cómo las historias comienzan antes de empezar a ser contadas...o viceversa.

Caminamos lento, el calor en la espalda, los ojos cien por cien abiertos. Abiertos de par en par,
como si quemasen de párpados para adentro. Como quien se sienta a esperar la tormenta,
estrecha, sórdida y sorda.
El surco bárbaro que dejan, en la tierra, sus piernas cuando se van, cuando se deja,
cuando me deja.
(Empapada por dentro)
Qué has hecho con mis torrentes de sangre. Qué has hecho con mis locuras de un día.
Entre tantas venas me has inutilizado. Tú, yo y todo lo que gira en torno a estas manía de desdoblarme
y hablarme a mí misma. Desde dentro y desde fuera, todo grande, todo exiguo,
amontonado.