miércoles, 17 de octubre de 2012

Quiero entenderte. Lo juro.
Quiero perderte. Todas las mañanas lo vomito al espejo del baño.
Y el espejo soy yo.
Mentira, el espejo es mi reflejo. Yo no soy un espejo.
Ves?
Así siempre, tan liada como nunca.
Necesito volcarme, saciarme, esculpirme de dentro hacia afuera como una piedra en mitad del desierto. Caótica y vulgar. En armonía con el medio y conmigo misma.
Es hora de mutar, de estirarme de entre las piernas y volverme informe y enredada.
De dar el salto hacia lo inusual, lo anecdótico, moverme y ser movida por






























esto nunca tendrá fin.

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