Viajar hasta el extremo
y allí, dejar brotar de los pies encallados la viva voz al aire
a la tierra
a la Nada.
Rescatar del suelo lo estable y de la vida lo excéntrico
impuro, nuevo e impactante.
Sólo fluir, condensar el aire respirado con gemidos
y guardarlo aquí, justo donde se junte con tu pelo
con los centros
enredado
atroz.
Anestesiar el camino explotado, voraz
comerse los músculos cansados
volver
y comenzar.
Cabalgar sin tregua ni muebles ni hojas secas
ni remansos, ni papeles o contratos
como el agua viva que corre hacia la boca
nuestra boca
porque busca reaniMar.
Las flores secas son muertes prematuras
encerradas bajo la alfombra
como todo lo que siempre se ha negado
por miedo
al embargo
de nuestros anclajes.
Las luciérnagas enredadas se fusionan con mi vértebras
me ofrecen luz, me curan los pasos
me encienden la vida
me queman los nervios.
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