sábado, 15 de junio de 2013

crónicas de una vida caótica (I)

Igual donaste sangre al diablo. Igual
lo tuyo era vivir en la muerte y nunca nadie te coronó con espasmos mañaneros, sabes?
Que por eso nos asfixiamos, de tanto prestarnos el aire.
Igual lo tuyo era la nada, el estrépito. La combustión inmediata.
Pero andaste por el barro como nadie jamás había bailado, créeme.

Todos los espejos te los tragaste, vomitabas cristales y trozos de ti que por dentro te estaban consumiendo pero por fuera nos jodieron más si cabe. Yo era la sangre que brotaba de tu esófago, muchos yos proyectados en aquellos pedazos de autoconsciencia.
Mucho de nada y a la hora de despertar demasiado fuego en las costillas.
Éramos muerte, volvíamos una y otra vez al punto de inicio. Todo el tiempo el punto de inicio y el tiempo que ya no era el tiempo y las manos cubiertas de quemaduras de segundo grado. Nos costaba creernos valientes
y lo narramos con espejos en la cara
pero lo cierto es que trepamos hasta lo más alto, arrastrándonos.
Lo malo es que en medio de tanto ahogo, se nos vino todo abajo.

2 comentarios:

Sé Libre por unos instantes..