Poetiza el cosmos la mañana
la que no ha llegado
se desviste y
de lejos
aún conserva oscuridad.
Desterrando mediastintas es
imposible vivir cuerdo,
sobre el suelo congelado
trozos de sangre
y de hueso.
Afilándome las costillas
escondo una daga entre los dientes
me extingo lenta en reverencias
y no me escucha el eco
ni un triste árbol.
Me estoy congelando,
desde la orilla lejana
oigo entre murmullos
que las llamas lo han devorado
y lloro,
lloro triste la destrucción
silenciosa.
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