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Todo va bien.
El estractor de la cocina aspira el humo con normalidad, hay spaghetti en la olla de los spaghetti y agua en la jarra del agua.
Esta mañana me he levantado y el suelo me ha sujetado los pies.
Sí, parece que todo va bien. Los libros de la estantería ordenados alfabéticamente y
los espejos impolutos.
Estoy pensando y
eso va bien porque hace que todo esté bien, como siempre, mientras
la tele habla monótona y Oliva mete la cabeza bajo mi mano
rogando mimos en el más absoluto silencio.
Silencio y más silencio, y mi cabeza pensando y la tele hablando y
todo bien, todo va perfectamente bien.