Corremos tras un reloj que nos oprime la entrepierna.
Peleamos con uñas, dientes y saliva intentando entretanto estirar los segundos y pegárnoslos en la piel descalza
que gime y se atraganta con arena mojada, pendiente de embestidas,
latente, sumida en la Locura tierna,
feroz y abrasiva.
Nos situamos al pie del cañón desde el momento en el que nuestras bocas se chocaron
en medio de la nada
sin ser siquiera conscientes del huracán que traían consigo las manos
las marcas rojas en la espalda
la sangre brotando, manchada, loca de remate por los golpes, las risas
que estallaban sobre nuestro cuello y bajo la ropa.
Y de repente, abrir los ojos y asumir la enormidad.
Dios!
La sonrisa plena, los ojos brillantes,
el huracán escondido bajo la falda de vuelo, volar
bailarnos, respirar
nos morderemos hasta arrancarnos la piel
¿sientes cómo se te arremolinan a la espalda las ganas?
parece que una cascada de fuego nos comiese la boca a borbotones
nos brindamos con vileza, nos reímos con agua en la boca.
Lo notas?
Exprimámonos, aún queda mucho que escribir.
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