La nebulosa es tan espesa que casi puedo notar su ánima, fluye al compás de su pecho des-nudo y lleno de cabos que no quieren ser atados.
Colores, colores!
Chorrea desde los labios a las manos la savia que brota de sus gritos ahogados,
al respirar.
Aire, fuego, espirales áureas y luces chispeantes brotan de su cabeza a una velocidad entre sensata y veloz, como los sueños, como el negro de sus ojos y los labios que esconden algo más que un simple sabor.
Realidad a golpes de Locura
matices, suavidad.
Entretanto yo observo, escribo y al contacto con su piel, mudo la mía.
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