Son muchos, son muchas, muchos sueños, muchas vacilaciones, muchos remiendos y algún descosido que aún no me ha dado tiempo a arreglar, quizá tampoco quiero.
Son soles de brumas nublados, encadenados a las sábanas, no salen, no se mueven, no alumbran nada porque ya no hay nada que alumbrar, porque todo es soleado y parece amarillento a la luz de la Luna.
Me gusta más la Luna que el Sol, será porque ese traqueteo en la noche es mucho más bonito, más sensual, más intuitivo. Es más insinuar que enseñar, más animado y menos jocoso, menos usual, menos obvio, más carnívoro.
El Arte de amar se reserva solo a unos pocos valientes, existen muchas clases de amor y de amar.
Amar bajo unas sábanas una noche roja y violácea, amar antes de acostarse o al amanecer, amar desayunando, amor de invernadero, amores perros y otros que se fabrican al instante, con una mirada, una chispa que surge y origina un incendio sin control.
Somos un incendio sin control.
El arte de amar se reserva solo a unos pocos valientes.
ResponderEliminarArte, en mayúsculas.